RESEÑA: Lorde renace en "Virgin", una oda a la metamorfosis que no siempre alcanza su potencial

En "Virgin", Lorde hace su metamorfosis más personal a la fecha, incuso cuando musicalmente no logra alcanzar todo su potencial.

Lorde

Cuando Lorde anunció su cuarto álbum de estudio, "Virgin", declaró que fue escrito "100% con sangre". En sus palabras, refleja una feminidad "cruda, salvaje, inocente, elegante, de corazón abierto, espiritual y masculina".

Tiene sentido, entonces, que estemos frente al disco más personal y desnudo de su carrera, retratando lo que ha descrito como una verdadera metamorfosis o renacimiento. Sin embargo, este renacer personal no siempre logra alcanzar todo el potencial que promete.

Lorde renace en "Virgin"

Cuando Lorde lanzó "Solar Power" en 2021, las reacciones fueron algo decepcionantes. Tras el éxito de "Melodrama", Lorde decidió dar un giro hacia un folk más íntimo y sin adornos. Sin embargo, algo se sentía fuera de lugar en esa era. El material no logró conectar con los fanáticos y tampoco parecía reflejar de forma efectiva quién era ella como artista. 

Cuatro años después, Lorde regresa con su transformación más radical. No en su sonido, sino que en la forma en la que se presenta ante el mundo. Anteriormente, Ella (su verdadero nombre) parecía representar un multiplicidad de voces, ganándose el nombre de la "voz de su generación". Sin embargo, esta vez finalmente parece estar hablando por sí misma. 

"Virgin" es una oda a las transformaciones, a la metamorfosis, a renacer. "Puede que haya vuelto a nacer. Estoy lista para sentir que no tengo las respuestas", nos canta en "Hammer", con la emoción de la primera vez. Su mundo está siendo redescubierto, puedo volver a equivocarse, probar y fallar. Una combinación de euforia por la nuevo

Pero el disco no es solo una celebración. Para renacer de las cenizas, primero tienes que quemarte. Para tener una nueva piel, debes desprenderte de aquello que llevas años cargando. Es un proceso doloroso que Lorde relata con cruda honestidad, ignorando la sensibilidad que marcó su último lanzamiento.

Es por esto que las composiciones son el punto más fuerte de "Virgin", incluso cuando Lorde no parece estar segura del todo de aquello que dice. En el pasado, se ha mostrado como una compositora tajante, desde que era una adolescente. Pero su nuevo disco le da una oportunidad de dudar, de reconocerse insegura frente a los cambios.

Ahora, ¿cómo musicalizar un viaje lleno de transformaciones y una metamorfosis tan dolorosa? La respuesta de Lorde y su productor, Jim-E Stack, es crear el sonido más sintético, homogéneo y comprimido que ha hecho a la fecha. 

Su sonido más sintético a la fecha

Nunca es fácil predecir cómo evolucionará el sonido de Lorde. "Pure Heroine" nos mostró un pop más oscuro propio de la volatilidad adolescente, "Melodrama" retrató la euforia de la vida en la ciudad y la perdida del primer amor, mientras que "Solar Power" reflejó la calidez de un verano que eventualmente tiene que acabar.

Pero "Virgin" nos muestra el sonido más sintético de Lorde a la fecha. Es un disco frío, metálico, con una crudeza que representa muy bien la imagen de ultrasonido que eligió para su portada.  La paleta también es más homogénea, haciendo que sea una escucha menos dinámica, pero que permite centrarse en los detalles.

"Hammer" es una tensa carta de apertura que poco a poco va escalando, sin alcanzar el punto de euforia que promete. El sencillo líder, "What Was That", es de las piezas centrales del disco, pero que sufre detrás de la sombre de "Melodrama". De hecho, es de las pocas canciones que parece buscar la gloria que logró su segundo álbum.

Es en "Shapeshifter" donde encontramos uno de los puntos altos de "Virgin". La producción recuerde a ese pop industrial de los noventa, que la hace mucho más interesante en comparación. Punto aparte para ese outro majestuoso que nos recuerda lo trascendental que puede llegar a ser la música de Lorde bajo una producción llena de colores.

Los temas siguientes son una mezcla de oportunidades que no siempre se aprovechan. "Man of the Year", su reflexión sobre su viaje identitario, tiene uno de los instrumentales más interesantes, pero termina antes de llegar a su máximo potencial. Similar a "Clearblue", un guiño a Imogen Heap o Bon Iver, que se desaprovecha como interludio.

Es claro que Lorde quería evitar que la música opacara el relato lírico. Pero la paleta incolora de gran parte de las canciones hace que este viaje de metamorfosis rápidamente pierda su dinamismo y las canciones terminan por mezclarse entre sí. 

Lorde no es nueva al minimalismo. Su disco debut, "Pure Heroine", llegó en un tiempo que el resto de la música pop sonaba sobreproducida y fue bienvenido como aire fresco. Sin embargo, "Virgin" no logra alcanzar todas las texturas interesantes que podría alcanzar.

Afortunadamente, Lorde continúa siendo una gran interprete y logra sacar adelante un disco difícil de liderar. "Virgin" quizás no termine siendo la pieza musical más trascendental en su carrera, pero sí nos permite verla de otra forma y nos recuerda que, sin importar los años que le tome, un nuevo disco de Lorde siempre será bienvenido.

Escucha "Virgin"


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