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De George Orwell a Margaret Wood: Conoce el Museo donde yacen los libros prohibidos

Su fundador, cuenta que este espacio donde se exhibe todo tipo de libros, busca crear una reflexión frente a la censura y sus consecuencias.

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A lo largo de la historia, innumerables libros tuvieron que ser prohibidos o quemados por su contenido polémico o por no simpatizar con la cultura y los ideales de ciertas épocas. Sin embargo, hasta hoy, aún existen libros que se censuran por considerarse inmorales.

En Tallín, capital de Estonia, existe un museo donde descansan todo tipo de libros. Así lo explica Joseph Dunningam, el fundador del Museo de los Libros Prohibidos, quien cuenta que lo que lo inspiró a embarcarse en este proyecto fue el haber leído al autor George Orwell de joven, lo que le despertó gran interés y reflexión sobre la censura y la libertad de expresión; sumado a su sueño de tener su propia librería.

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Créditos: Museo de los Libros Prohibidos

En los estantes del pequeño museo, existe una muestra de libros de diversos tipos que quizás es curioso verlos juntos: ‘1984’ de Orwell, está justo a un lado de la novela erótica ‘Cincuenta Sombras de Grey’ de E. L. James, y un poco más allá se encuentran ‘Las Aventuras de Huckleberry Finn’, de Mark Twain, y ‘El Gran Gatsby’, de F. Scott Fitzgerald. También está  el libro feminista ‘El Cuento de la Criada’, de Margaret Atwood, o la novela autobiográfica lésbica ‘Fun Home’, de Alison Bechdel.

Según dice el encargado, y haciendo honor al significado del espacio, su libro favorito es ‘El Paraíso Prohibido’. “En parte porque un fragmento se ha perdido”, aclara.

También cuenta que cuando joven vivió en China, lugar que le dejó una gran impresión respecto a la censura. “Allí vi muchos tipos de restricciones, en especial sobre lo que puedes o no decir, pero lo más perturbador es cómo la población en general cede ante la censura”.

Libros Prohibidos
Créditos: Museo de los Libros Prohibidos

¿Cómo se divide y seleccionan los libros del museo?

El material que se exhibe en el recinto se divide por países, con algunas de sus secciones dedicadas a China, Estados Unidos, Rusia, Reino Unido y Estonia. Cada país tiene una historia y una tendencia particular respecto a la censura. En Reino Unido, por ejemplo, tiende a relacionarse con el sexo; en Rusia el objetivo es el control de ideas políticas, y en Estados Unidos predomina la protección a los niños de temas sensibles”, comenta Dunningam.

“Espero que pronto tengamos también una sección dedicada a España”, agrega. Esto, mientras revela que ha estado estudiando con gran interés la censura que se hicieron con algunos libros durante la dictadura franquista. “Espero poder hacer ese acercamiento profundo a la historia de España del siglo XX”, añade.

También aclara que la selección de los libros requiere un gran estudio y revisión previa antes de mostrarlos en el museo: “No quiero hacerlo sin la investigación previa necesaria. Hay que tener un gran conocimiento del tema, recolectar un gran número de libros y solo entonces exhibirlos al público. Así es como solemos hacerlo”.

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Créditos: Libros Prohibidos

El museo se reserva qué libros se muestran o no

Si bien Dunningham dice que se muestran libros que han sido prohibidos alguna vez, también muestra preocupación por ejemplares que siente que no son para exhibirlos. Dice que los textos que han sido meramente polémicos, impugnados o debatidos, no entran a la colección. Tampoco los que son electrónicos, revistas, periódicos, películas, cómics o música.

“Intentamos resumir para poder entrar en profundidad en el tema de la censura”, de ahí lo pequeño que es su espacio también. Por ello, el espacio elige lo que es aceptable o no mostrar a las personas que vienen al lugar.

“Más del 95% de la colección entra dentro de lo que llamamos categoría A. Esos libros se exponen abiertamente con una explicación. La categoría B son los tomos que no exhibimos pero se enseñan si se solicitan. Y la categoría C está reservada a los libros que se preservan pero nunca se exhiben”, explica el director. Ejemplifica esto con un manual de fabricación de bombas de la Guerra de Independencia de Estonia: “No estoy interesado en herir a nadie. Lo preservamos porque es historia, pero lo mantenemos fuera de los estantes”.

Otro libro por el que preguntan muchísimo, es el libro escrito por el dictador Adolf Hitler, ‘Mein Kampf’. Explica que este se encuentra en la categoría B y que “no es un libro con poderes mágicos” que pudiese cambiar la mente de los lectores. Cree que con respecto a este ejemplar, cualquier persona madura puede discernir sobre él.

“Desde que abrimos, todos los visitantes se han acercado a él de esa forma. Comprenden nuestro objetivo y se toman en serio el tema. No queremos ser un imán para seguidores de ciertas ideologías, sea en la dirección que sea. Intentamos ser neutrales y sin sesgos y enfocarnos en la historia de los libros”, comenta.

La difícil tarea de mantener abierto un museo en pandemia

Si bien el museo abrió en noviembre del año pasado, el Museo de los Libros Prohibidos tuvo que cerrar sus puertas debido a las alzas en los contagios de COVID-19 en el país.

“El museo es pequeño y es un reto mantenerlo abierto, en especial durante la pandemia”, dice Dunningam. Él explica que la institución está registrada como una empresa social y el dinero que va entrando va directo a su mantención. Él aclara que los ingresos vienen de donaciones, venta de algunos libros o mercancía y también de su propio bolsillo.

Si bien pudo volver a abrir en enero y febrero, ahora volvió a cerrar hasta abril. En paralelo, mantienen un club de lectura virtual donde se comentan distintos títulos, como ‘El Príncipe de Maquiavelo’, el cual fue el último en analizarse.

Actualmente, el recinto no recibe ningún tipo de ayuda económica de ninguna organización pública o privada. Dunningam sí dice que en el futuro quizás haya algún tipo de asistencia financiera, aunque no quiere que esto se convierta en “presiones” o tenga que “ignorar algún tema específico" de algún libro. Sobre todo por Estonia, donde dice que se valora y respeta mucho la libertad de expresión.


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