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Atracones en exposición: El Mukbang y el encierro

Ganar dinero por comer frente a una cámara es un buen negocio en Corea del Sur, ese es el mukbang. Allí la exposición es un cotidiano

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El mukbang, que significa “transmisión mientas comes” en coreano, consiste en la emisión, a través de streaming, de individuos engullendo durante horas banquetes con cantidades absurdas de comida. Mujeres y hombres asiáticos de contextura delgada y pieles perfectas, que miles de personas observan a través de sus computadores. Para algunos y algunas una práctica voyerista o extraña por lo menos.

Langostas completas, ollas a reventar de ramen, docenas de piezas de pollo frito y calamares hervidos, forman parte de solo un atracón. Mukbangers, nombre que se le da a los devoradores, que se relamen mientras hablan con sus seguidores, para proceder a cobrar el cheque por las visitas. Un tipo de compañía virtual, aunque para los religiosos seria la gula en su máxima expresión.

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Una actividad que se podría catalogar como moderna, la de comer en exceso. Lamento informar que los romanos ya lo hacían. Los vomitorios eran estructuras que se encontraban en lugares públicos, para que la gente simplemente vomitara después de comer mucho, durante obras o espectáculos.

¿Para sentirse mejor después de las panzadas?

No, solo para seguir comiendo.

He comido mientras estoy frente a una pantalla: en plena clase online, viendo Netflix o leyendo algún texto para la universidad. Pero mostrarse al resto durante esta actividad pasa a un siguiente nivel. Que me escuchen mientras mastico, trago o bebo, me avergüenza y también me hace pensar en por qué alguien querría verlo.

¿Por un simple fetiche?

No lo sé.

Me siento como Alberto Fuguet al escribir en pleno 2000 en la revista Capital sobre Enrique Piracés, un hombre que quería demostrar que se podía vivir durante un año sin salir de casa solo con acceso a internet mientras varias cámaras transmitían su vida.

ALBERTO FUGUET
Alberto Fuguet

Piracés parece ser que se convirtió en el Nostradamus de la vida online. Ahora todos estamos en su misma situación, pero sin quererlo. Acompañados a través de imágenes, textos y videos que viajan por la red, un mukbang social. La llegada del Covid-19 a Chile fue el tres de marzo del año pasado y el comienzo de la cuarentena sucedió algunas semanas después.

 

Encierro

Vivir encerrados se ha vuelto un cotidiano, aunque desde antes de la pandemia el claustro había tomado mayor presencia en nuestras vidas. Pedir comida, comprar muebles o el último volumen del manga de Boku No Hero Academia de manera online era algo normal, y lo sigue siendo, pero ahora por necesidad más que solo por el hecho de ahorrarnos salir de nuestras cuatro paredes y tener que mover los pies hasta la puerta de casa.

Cuarentena

Aliexpress o Rappi en los 2000 era impensable. Lo más cercano era pedir pizza por teléfono y tener que nombrar los ingredientes que querías, mientras el trabajador o trabajadora te pedía que le repitieras lo último. Cuando la situación fue expuesta al público, era extraña y también externa para muchos, enfocándose en esto más que en la innovación que se estaba mostrando y lo que el propio Piracés pretendía: demostrar que se podía sobrevivir encerrado solo con internet como principal herramienta.

El Buenos Días a Todos estaba pendiente de la vida de Piracés y de su persona. Margoth Kahl, la conductora del matinal en esos tiempos, se fijaba si estaba más delgado o no. ¿Será así después de que termine la cuarentena y nos podamos ver? ¿Se fijarán en que estoy haciendo ejercicio todos los días, martes y jueves mientras mi entrenador de handball me da ánimos a través de una videollamada por Meet y los otros, mientras sigo a youtubers que hacen rutinas con unas caras llenas de felicidad, mientras yo sufro?

Enrique Piracés
Enrique Piracés

Si para Piracés www.bazuca.com, un sitio web que le facilitaba el acceso a cervezas y cigarros, los que llegaban en poco tiempo, era su obsesión, para mí la dependencia durante la cuarentena está vinculada a la cultura coreana, dejando claro que el mukbang no está incluido. Los doramas, el k-pop y los programas de variedades me han salvado. Me mude electrónicamente a otro país. Podría ser una forma de evadir la realidad y es así en algún sentido, prefiero observar a personas que hacen todo bien.

Pienso que al momento de volver a encontrarse cara a cara con nuestros amigos y familiares será como una rueda de prensa, dando la palabra a cada uno para formular una pregunta, pasando a responder con frases cortas y concretas para lograr en poco tiempo resumir meses y meses de claustro.

Así se sentirán los idols coreanos cuando les hacen entrevistas o cuando realizan las reuniones de fans. Todos expectantes por que hables y digas la más mínima palabra, para después proceder a escuchar un grito ensordecedor. También se abrumarán de tanta exposición o las personas que hace mukbang se cansarán de comer frente a una cámara. ¿Acaso esa es la razón por la que Piracés desertó del experimento?


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