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Hasta 2022 puede durar el proceso por una nueva constitución

El abogado constitucionalista Javier Couso conversó con Rock & Pop sobre los pasos a seguir tras el acuerdo para una nueva carta constitucional.

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Javier Couso es abogado constitucionalista y académico de la Universidad Diego Portales. En entrevista con Rock and Pop, Couso habló de su opinión como experto, sobre cuáles son los pasos a seguir tras el acuerdo alcanzado por Gobierno y partidos políticos para redactar una nueva carta constitucional.

El "Acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución" fue firmado por diez partidos el 15 de noviembre pasado, e impulsa un plebiscito para consultar a la ciudadanía dos preguntas: "¿Quiere usted una nueva Constitución?" y "¿Qué tipo de órgano debiera redactar la nueva Constitución?".

Esta consulta se hará en abril del 2020, y su segunda pregunta propone dos opciones: Convención Mixta Constitucional o Convención Constitucional. Ambas se diferencias solamente por su composición, ya que la Mixta Constitucional estaría conformada por partes iguales entre parlamentarios y personas votadas por la ciudadanía; mientras que la Convención Constitucional solo contendría miembros electos para este propósito por los votantes.

Para poder realizar este plebiscito, el Congreso deberá primero reformar la Constitución actual, específicamente en el capítulo XV (Reforma Constitucional).

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Para el académico, la vía más ordenada para una nueva Constitución es la Convención Constituyente (antes Asamblea Constituyente): “Una asamblea constituyente es exclusivamente más ordenada. Evita problemas. Toda una serie de definiciones, como por ejemplo: qué hacer con los parlamentarios actuales que puedan ser parte de la Asamblea, ¿a ellos se les puede reelegir después? Si los retiramos del Congreso, ¿altera la mayoría parlamentaria normal en el funcionamiento del Congreso?”, explicó el abogado refiriéndose a los problemas que una convención mixta podría causar.

De cualquier modo, antes de que gane convención constituyente o mixta, se tendrá que modificar el capítulo XV de la Constitución actual. Es precisamente en esa modificación que el reciente acuerdo entre parlamentarios de Chile Vamos y de oposición establece que, para la elección de los miembros, se utilizará el mismo sistema electoral actual: el sistema proporcional D’Hondt. 

Este sistema podría rivalizar con las expectativas de la ciudadanía, ya que beneficia a los candidatos apoyados por una unión o conglomerado, en demérito de los independientes. 

Sobre el reciente acuerdo político entre oposición y Chile Vamos, Javiero Couso afirmó: “Hay una especie de desprecio por los acuerdos, pero los acuerdos políticos están presentes en todos los procesos de reforma importantes. El acuerdo político siempre precede el momento que va y se reforma un capítulo de la Constitución”. 

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Países con procesos exitosos

El experto constitucionalista relata una serie de procesos exitosos a lo largo del mundo en los últimos 70 años para cambiar constituciones. El primer ejemplo que da es el de la reforma constitucional italiana en 1949, y el más reciente es el de Sudáfrica en 1996. 

"También la colombiana del año 91. Son las que han sido más exitosas, porque lograron tener una constitución que le dio estabilidad a sus países, o que su inestabilidad se detuvo como fue en el caso de Colombia", afirma el constitucionalista. 

En ese país, la situación era mucho más incierta que en Chile, ya que su Constitución no contemplaba mecanismos para cambiarse a sí misma. Fue así como el movimiento estudiantil de la Séptima Papeleta y el gobierno presionaron al Congreso para llevar a cabo una Asamblea Constituyente.

Entre los acuerdos que se hicieron, fue que ningún parlamentario o persona que ocupara cargos en el gobierno podía postularse a ser parte de la Asamblea. Junto con eso, ciudadanos independientes postularon a ser parte de la convención. Al final, la Constitución redactada no necesitó un plebiscito ratificatorio, ya que existía un acuerdo transversal entre todos los colombianos.

Sobre si el proceso constituyente será exitoso en Chile, Couso comenta: “Acá depende mucho de la expectativa. Si el empresariado entra en pánico frente a una idea de una nueva constitución, más aún, ante la idea de una asamblea constituyente. Porque las expectativas son cuestiones que son muy psicológicas finalmente. (El pánico) generaría una mala expectativa y eso supondría un frenazo en la economía”.

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Qué debemos entender por “nueva” Constitución

“Primero hay que considerar si cuenta como una nueva constitución algo que es simplemente una reforma. Y lo que cuenta como una nueva constitución no es que se cambien todos sus artículos, eso sería absurdo. Por ejemplo el artículo que dice: ‘Chile es una república democrática’, ese obviamente no se va a eliminar. O el artículo que plantea una segunda vuelta, ¿quién pretende eliminar eso? Una nueva constitución es analizar artículo por artículo la actual Constitución y decidir: si dejar o no el artículo, cambiarlo por otro, o agregar a la constitución artículos que no estén, como podría ser el reconocimiento constitucional a los pueblos originarios”, afirma Javier Couso. 

Para el abogado, nunca en el mundo se ha empezado una Constitución desde cero, y que todas las reformas se dan en el marco de un país con tradición histórica constitucional. 

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El cambio necesario para Couso: El Tribunal Constitucional

Uno de los cambios incuestionables que debería ocurrir en la nueva Constitución para Javier Couso, tiene que ver con el Tribunal Constitucional. “Esto de la tercera cámara está muy desprestigiado, y como fue abusado por un grupo que usó el tribunal para ganar por secretaría lo que perdían en el debate democrático, yo creo que va a desaparecer, va salir”, dijo. 

Por otro lado, refiriéndose a la composición de número par del Tribunal Constitucional, el abogado comentó que “es una cosa única de Chile, ridícula. Rarísima. No conozco cortes de países serios que tengan un número par. Puede que haya algún ejemplo, pero es una razón muy poco entendible”. 

Finalmente, con respecto al tiempo que podría tardar tener una nueva constitución, el experto señala que “la voluntad política es muy importante pero también hay restricciones humanas”. Por lo tanto, estima que un proceso para una nueva Constitución debería durar en Chile entre uno y dos años y medio.

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