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“No imponemos ningún estándar de discreción a nuestras hijas”: El post que todo Facebook comenta

La pareja publicó un mensaje explicando por qué sus hijas no debían seguir estrictas reglas de vestimenta y muchos pueden no estar de acuerdo.

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Jessica y Jeremy Martin-Weber tienen seis hijas de 5 a 18 años y quieren sumar una séptima en los próximos meses, al igual que más puntos a su gran experiencia sobre paternidad, las cuales comparten en la página de Facebook "Beyond Moi".

Esta familia suele hablar sin tapujos del sexo, la autonomía física, el consentimiento y todo lo que perjudica los roles de género, incluyendo la actitud que deben tener ante su cuerpo, especialmente a la hora de elegir la ropa a usar.

"Ayer nos preguntaron cuáles eran nuestros estándares de discreción en cuanto a la forma de vestir de nuestras hijas y qué normas les poníamos. Esta es la versión resumida: no enseñamos ni imponemos ningún estándar de discreción a nuestras hijas a la hora de elegir ropa", indican los padres en el perfil social.

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Por lo mismo, la familia se adapta a la etiqueta de los lugares que frecuentan y descartan el concepto de discreción como tal. "Es demasiado subjetivo y depende de la actitud de cada uno. Para nosotros, imponer este tipo de estándares es controlar nuestras hijas y nos hemos dado cuenta de que es contraproducente y le resta autoridad a nuestro compromiso de respectar la autonomía física", explican.

Esto puede ser considerado como apropiado por algunos padres e inaceptable para otros, por lo que Jessica ahonda en que en vez de ceñirse a un código de discreción, estos progenitores usan una serie de directrices prácticas que sus hijas pueden seguir a la hora de vestirse.

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Es decir, hace que sus herederas se pregunten: "¿Puedes participar en las actividades que tienes pensando llevar a cabo sin preocuparte por la ropa que llevas?" o "¿La ropa que has elegido es práctica para el tiempo que hace?", para así elegir su ropa. En el caso de las mayores, también se incluyen dudas como: "¿Estás cómoda con las partes del cuerpo que se te ven y con la posibilidad de que la gente se fije en ellas?" o "Aunque no somos responsables de las acciones de los demás, ¿cómo te sentirías si alguien te hiciera algún comentario al respecto?".

Respecto al por qué de su postura de crianza, la madre explicó a Huffigton Post que "queríamos demostrar que hay otra forma de que el cuerpo humano, especialmente el femenino, es peligroso y debe controlarse, esconderse o recibir algún tipo de castigo por ser sexual".

Sin embargo, esta visión de Jessica no siempre ha sido así. En un comienzo, crió a sus hijas con estándares de discreción muy estrictos, al igual como la habían educado a ella, pero eso no consiguió evitar que tanto ella como sus herederas no fueran víctimas de abuso sexual.

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En ese momento, Jessica y su marido se dieron cuenta de que la obligación cultura de "vestir de manera recatada" sólo contribuye a que las víctimas sientan que son "responsables de lo que piensen los violadores e incluso de lo que hagan".

"Esta es una de las consecuencias que tuvieron los abusos en nuestra forma de educar. No podemos decirles a nuestras hijas que ellas tienen la última palabra sobre su cuerpo, tiene que ser algo que se refleje en todos los aspectos de su vida", apuntó Jessica.

En ese sentido, la progenitora es consciente de que los padres "no somos responsables de controlar sus cuerpos, sino de guiarlas para que al final sean capaces de tomar decisiones por sí mismas.  Lleva cierto tiempo dialogar con ellas y guiarlas sin olvidarse de respetar su autonomía, pero creemos que a largo plazo merece la pena y sabemos por experiencia propia que imponer normas, como decirles qué se pueden poner y qué no, luego no garantiza su seguridad".

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Deshacerse de los estándares de discreción en la forma de vestir no sólo ha ayudado a que las jóvenes se liberen de la presión de vestirse por y para las miradas masculinas, sino que también para que su autoestima sea tan alta que eligen la ropa por su propia aprobación.

Aunque la publicación en redes sociales de estos padres suman miles de “me gusta” y compartidos, también han recibido respuestas negativas y críticas ofensivas, pero a la familia, especialmente a las niñas, parece no importarles.

"Nunca les decimos a nuestras hijas que no pueden ponerse algo porque no es discreto. No me arrepiento de esta decisión porque veo que nuestras hijas están cada vez más seguras de sí mismas y se visten pensando en ellas mismas en vez de las miradas de los demás", concluyó la madre.

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