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La delirante historia de Felipe Avello sobre la juventud de Luis Dimas

El comediante desclasificó una anécdota que une a un compañero de colegio y a su mamá con el cantante de la nueva ola

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Felipe Avello es parte de nuestro paisaje en Internet. Sus fotos con el perro Travieso, sus giras interminables haciendo Stand Up y su decisión de estar lejos de los medios pero cerca de su público lo hacen un personaje imprescindible.

Por eso que la historia que compartió de manera pública a través de su Facebook está llegando a todos lados. ¿El protagonista? Luis Dimas, uno de los últimos grandes ídolos que fueron parte de la Nueva Ola y que aún pueden contarlo.

"En el colegio tenia un compañero de curso que siempre decía que su mamá había pololeado con Luis Dimas. Contaba que su mamá, le escribió una carta de amor, y que éste, sin conocerla, se la respondió", comienza Avello en el estado que ya tiene más de 3000 reacciones. "Mi compañero contaba que Luis Dimas se emocionó tanto cuando leyó la carta, que a los pocos días compuso una canción llamada “Señorita desconocida”.

 

 

 

"La canción dice en su letra: “Señorita, desconocida, espero que escuches, esta sencilla canción; señorita, desconocida con tu linda cartita lloré de emoción...”. La canción había sido escrita para ella", continuó el comediante.

"Mi compañero me contó que su mamá casi se desmayó de la emoción cuando escuchó el tema y que siguió escribiéndose con Luis Dimas por varios meses, hasta que un día, lo conoció. Lo encontró más encachado que en las fotos, y muy apasionado. Se pusieron a pollear a los pocos días. Lamentablemente el romance terminó a las pocas semanas por la distancia, y por los constantes viajes de Luis Dimas por Chile y por el extranjero".

El remate es lo mejor de todo y se ambienta en los tiempos de Avello en el programa SQP de Chilevisión el año 2006, cuando un día invitaron al cantante. "En comerciales le conté la historia de mi compañero, y de lo feliz que había sido su madre, hoy viuda, en esas breves, pero intensas semanas de noviazgo. Cuando le di el nombre de la señora, los ojos de Luis Dimas se iluminaron. Se me acercó hasta casi rozarme la cara, puso una de sus manos sobre mi hombro y me dijo: “No me acuerdo, compadre, yo en ese tiempo me culiaba hasta al gato”".

 

 


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