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Reseña: Incubus en Santiago Summer Fest

Así estuvo el evento que trajo el último show de Incubus. Por Felipe Ovalle

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Por Felipe Ovalle

Fotos gentileza de T4F

No espero ganarme la valoración de parte de los fanáticos de Incubus con lo que les voy a decir, pero a continuación compartiré mi parecer sobre la presentación de la banda californiana en el recién pasado "Santiago Summer Fest".

Primero, algo importante: la vara quedó altísima después del show en “La Cúpula” en su última visita. Tan alta que para lo que se propuso como "festival de verano”, era difícil de superar. Todo esto partiendo por la simple segmentación de la cancha en preferencial y general. Un verdadero pecado hacer algo así.

Día martes, calor absoluto y la gente cae por gotera a la pista atlética. 17:30 horas y hasta las pobres señoras que resguardaban la entrada se estaban desmayando por los 30 grados que aún molestaban en ese momento. ¿Qué pasó? La pista atlética recibió a Gondwana y Soja con un público numéricamente digno de kermesse escolar.

Fuera de cualquier cuestión cuantitativa, éramos varios los que esperábamos encontrarnos con Incubus por tercera vez en Chile. ¿Personalmente qué hacía a las 17:30 horas ahí? Estaba citado para un meet & greet con la banda.

Lo lamentable comienza a penas llegué, cuando me informan que durante la tarde la producción había informado que el encuentro se corría para las 18:30.

Y yo ahí cocinándome y sin poder entrar a ver a las otras bandas. Avanza el tiempo y pasa la hora prometida y es momento para que la producción informe que todo se atrasa otros 60 minutos más y recién -a las 19:30- podríamos juntarnos con parte del staff de Incubus y así reunirnos con la banda.

Incubus estaba atrasado en su llegada al estadio, sin mayor explicación. Lo más raro de todo es que se sabía que ellos no iban a salir del hotel antes. Extraña citación en un principio a las 17:30 hrs. 

Después de mucho ir y venir, pude reunirme con los muchachos. Más de 40 personas estaban inscritas en un meet & greet que prometía ser más corto que visita de médico. Entre tanto retraso y la proximidad del show, Brandon tuvo que retirarse anticipadamente del compromiso, por lo que estuve sólo con José, Mike, Ben y DJ Kilmore. Ellos como siempre muy cordiales se dieron el tiempo de conversar con los chicos que les solicitaban un autógrafo y deseaban participar de la foto oficial. 

Era mi tercera vez que podía estar con la banda 1 a 1. Particularmente admiro mucho el trabajo musical que hace el señor Ben Kenney de forma independiente, así que gran parte de mi conversación y admiración se fueron a la charla que mantuve con él. Kenney se encontraba feliz que muchas personas llevaran discos de él para que se los firmara. A todo esto, puedes descargar sus discos -gratuitamente- desde su web: benkenney.com. 

Terminó la charla, les di mis mejores deseos para el show de la noche y rematé preguntando si harían algo especial como la última vez, cuestión que me dio la impresión desde el primer momento que no sería así, debido a sus caras y respuesta poco convincente.

22:00 horas. Comienza el show. Las primeras dos canciones del álbum “Light Grenades” son las encargadas de abrir, se sintió un poco frío y con Brandon Boyd complicado en tonalidades. Para suerte de todos, a la tercera y cuarta canción pudo relajar más la interpretación. Parece que le faltó práctica previa al señor Boyd. ¿Será que era porque andaba con la novia paseando? 

En general, toda la presentación de Incubus fue algo redondito. Buen sonido y una potente batería a cargo de José Pasillas, los que conformaron un predominante groove frente a todos los oídos que estaban presentes. El setlist era un menjunje de singles, por lo que de seguro dejó contento a varios. Lo interesante fue recoger algo del S.C.I.E.N.C.E. con la interpretación de “Vitamin”, un “temón” de aquel disco de 1997. 

 


Ahora, lo feo: bastante poca interacción por parte de los integrantes de la banda a diferencia de otras veces y otros shows en distintos puntos del mundo. Sabemos que Mike no es muy bueno para moverse, pero Brandon como frontman falló en esta oportunidad, teniendo pocas interacciones tanto con el público e incluso con sus compañeros. Y con interacciones no me refiero a que hable entre canciones, más bien que se acerque a distintos sectores del escenario y haga algo más que moverse dentro de su metro cuadrado. En un momento sentí que no estaba escuchando a una banda, más bien 5 músicos de sesión e individualistas, que hacían muy buenos covers de Incubus.

Pero seré justo. No culpó a la banda. Puede ser que estaban cansados al ser el último país de la gira, pero en general responsabilizo al público. Fome, apagado, muy poco común a lo que -sin duda- la banda estaba acostumbrada. Incubus tenía a Chile como uno de las mejores experiencias de sus vidas y creo que no pudieron corroborar aquello. Podemos sacar mil conclusiones algo clasistas; como que el público que pagó la entrada más cara es más fome que “el popular” o cosas así, pero no viene al caso. Sencillamente hubo poca energía y esa sencillez de un público poco movido y un estadio semi-poblado, debió bajar las revoluciones artísticas por parte de los chicos.

A la larga, si evaluamos la jornada, fue un “cumplieron”. Aunque no fue “mágico” como la última vez. Ahora, respecto al festival en sí, creo que la producción tiene muchísimas cosas para evaluar. No sólo en lo que corresponde a producción, sino a lo que -hoy por hoy-  engloba el concepto “festival musical”. Donde la música se complementan con muchísimas otras cosas, que una simple tienda para venderte hamburguesas y bebidas.

 

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