"Denominación de Origen" hace algo que pocas películas chilenas logran hacer: Retratar fielmente el humor chileno. Y es que no es sencillo mostrar en la gran pantalla las particularidades de nuestro tipo de humor, sus personajes, dichos, costumbres y más.
Sin embargo, la nueva película de Tomás Alzamora logra presentar una comedia que retrata el ADN del humor nacional, a la vez que muestra una realidad bastante identificable sobre qué es lo que define a Chile.
¿De qué trata "Denominación de Origen"?
Presentada como un falso documental, "Denominación de Origen" sigue a un grupo de sancarlinos que forman el Movimiento Social por la Longaniza de San Carlos. Esto luego de que una de sus longanizas fuera injustamente descalificada de un concurso.
Una dirigente social, un DJ y animador de eventos, un histórico productor de longanizas y un abogado que pareciera no estar seguro de lo que hace, son quienes lideran este movimiento. Sin embargo, encuentran poco apoyo, incluyendo el desinterés de los locales.
La trama está basada en un hecho real: En 2018, en plena celebración de la Fiesta de la Longaniza de Chillán, un grupo de sancarlinos ganó el premio a la "Mejor Longaniza". Sin embargo, fueron descalificados ya que las bases solo permitían participan a quienes fueran de Chillán, quedando excluidos del evento.
Pero en "Denominación de Origen" no es tan importante qué fue lo que pasó. Sino que la significancia que tiene este desaire en este grupo de sancarlinos. Y aún más, cómo los motiva a generar una comunidad que por primera vez les da un espacio.
Los ingredientes que la hacen la comedia chilena definitiva
Aunque la historia como tal ya parece hilarante por si sola, es la dirección de Tomás Alzamora Muñoz y lo que hace con sus personajes lo que la hacen una de las comedias chilenas definitivas del último tiempo. Especialmente considerando quiénes son los que protagonizan esta historia.
El elenco está compuesta con personas locales de San Carlos, quienes no tenían realmente experiencia con la actuación, pero que se ven naturales en la pantalla. Especialmente destacado el trabajo de Luisa Marabolí, quien interpreta a la dirigente social de la película, y se convierte en el corazón de la historia.
Pero el corazón no solo se percibe en sus actores. El director, quien es originario de San Carlos, diseñó la cinta desde un gran amor y respeto por su ciudad, al mismo tiempo que reconoce lo absurdo de la situación.
En otras manos, la película podría haber sido una burla a la situación y a sus personajes. Pero Alzamora logra hacerte reír en todo momento, mientras mantiene el respeto por sus protagonistas en todo momento.
Chile representado por una longaniza
Gran parte de "Denominación de Origen" busca destacar la importancia de la comunidad, la solidaridad entre quienes han sido marginados y exponer las tensiones que causa el individualismo y la fragmentación social.
Sin embargo, la realidad es que es aquello es mucho más difícil de conseguir de lo que parece. Una serie de intentos frustrados nos recuerdan que aquello no solo representa a una comunidad como San Carlos, sino que a todo un país que tiene como misión imposible el poder unirse por un bien común.
Es difícil no notar los paralelos entre esta historia y los distintos procesos democráticos que ha vivido el país en el último tiempo. Sin embargo, "Denominación de Origen" tampoco busca condenar o reprender a las personas, sino que más bien exponer una situación en la que todo Chile se puede ver reflejado.
Gracias al humor, se nos olvida lo doloroso que puede ser este rechazo constante y cómo va construyendo una identidad que preferimos ignorar. Pese a esto, también nos brinda consuelo sobre el poder que tenemos de encontrar tu comunidad, incluso si son solo cuatro marginados. A veces, de hecho, muchas veces, solo nos queda reír.
