Este sábado 24 de mayo, el Movistar Arena fue testigo del regreso de Hozier, en el primer show en solitario en Chile.
De la mano de su gira Unreal Unearth, Hozier vino a conquistar a sus fanáticos con una efectiva mezcla de hits y folk, con un verdadero éxito.
Hozier vuelve a Chile a consolidarse
El show partió como un hechizo ante el público energético, joven y efusivo. Al comenzar con "De Selby", las 11 mil personas que estaban parecía estar en un hechizo. Y cuando comenzó la segunda parte, comenzó la explosión de energía.
Hozier no viene solo, está acompañado de una banda grande. Tres teclados, coristas, cello, viola, violín, percusión adicional, además de la base de batería, bajo y una variedad de guitarras lo acompañan.
Esta distribución musical permite una amplia variedad de dinámica musical, desde momentos de apoteosis como "Movement" o "Take Me To Church" hasta intensas secciones íntimas como “I, Carrion" o "Cherry Wine".
La variedad de ritmos hizo que el show no aburriera ni se pusiera excesivamente lento. Hozier se mueve musicalmente cuál enredadera a través de géneros que fluctúan entre el folk, el soul, el blues y el stomp & holler. Adornado con toques de gospel, rock, y pop, la paleta sónica que maneja este grupo es bastante profunda.

El público, bastante joven y predominantemente femenino, cantó, saltó y gritó , y no solo las canciones. Por supuesto le cantaron mijito rico, mucha ropa, la polera e incluso que se soltara el pelo. Y al menos esto último el irlandés entendió (gracias a sus clases de Duolingo), según confesó, y le dio al público lo que quería: ver su famosa melena.
Hozier el profeta
Hubo espacio también para dejar mensajes importantes al público. Como el hecho simbólico de colgar las banderas del orgullo LGBTQ+ y Trans en el atril de su micrófono al finalizar "Take Me To Church".
También aprovechó la intro de "Nina Cried Power" para dar un pequeño discurso al comienzo. En él, hizo un llamado por fin al racismo, la xenofobia y discriminación de todo tipo. Mención especial al momento en que llamó al fin a la ocupación de Palestina y la guerra en la zona, desatando un aplauso cerrado entre el público.
Fue una experiencia cuasi religiosa, que consolidó el éxito de un artista que pisó nuestro país en una ocasión anterior en Lollapalooza 2024, aunque esta vez es su primer show en solitario.
Debuts así sirven para demostrar que no se trata de un artista one hit wonder (two hit wonder, en todo caso), o que sea un artista de menor tamaño. Hozier es más que sus éxitos radiales, es un fenómeno que se siente de nicho por la naturaleza de su música y fidelidad de sus feligreses, pero que tiene un tamaño monumental.