Las altas temperaturas están convirtiendo al verano europeo en una estación insoportable. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la primera mitad del verano en el hemisferio norte ha estado marcada por temperaturas extremas que superan los 40 grados, además de sequías y también precipitaciones torrenciales que afectan la salud de las personas, los sistemas de agricultura, ecosistemas e infraestructura.

Registros sin precedentes

Un calor sin precedentes sobre todo en la península escandinava y en el resto del norte de Europa. Suecia padece incendios forestales, sequía y un julio caluroso como no vivió en los últimos 250 años; Estocolmo, con 41°, no recuerda un verano como éste desde 1756. En la Siberia rusoeuropea el termómetro también alcanzó los 40°, una marca sin precedentes.

Ciudades finlandesas como Vaasa, Kevo y Rovaniemi soportan temperaturas de entre 32 y 33 grados al igual que Rusia, donde el termómetro superó los 30°C a orillas del mar de Barents y del mar Blanco, 14 grados más que la media habitual en esta época del año, publica Clarín.  

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En Francia se espera para este viernes que las temperaturas en la Île-de-France oscilen entre los 34 y los 37 grados a lo que se suma un alerta por smog.

Por su parte, la oficina meteorológica británica alertó sobre el alza de temperaturas en Londres y otras localidades como Essex, Kent, East Anglia y Linconlshire, donde existe un 20% de probabilidades de que se supere el récord de calor del Reino Unido, que fue de 38,5 grados en Kent, en 2003.

Alemania vive su propio infierno: en Hamburgo se registraron inusuales 34 grados y el aeropuerto de Hannover cerró temporalmente por grietas en el asfalto de su pista de aterrizaje.

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Los especialistas explican este infierno en un patrón atmosférico estático en Europa, ya que las corrientes frías características del Polo Norte están soplando de sudoeste a nordeste partiendo del Atlántico central. Esto impone el aumento de aire caliente tropical, proveniente de Egipto y de Libia sobre el Mediterráneo oriental y Europa oriental hasta el Círculo Polar Ártico.

El problema es que estas corrientes cálidas, que ya han alcanzado Finlandia, Suecia, Noruega, los países bálticos y Rusia, tienden a persistir.

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